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Unos zapatos y unas zapatillas --íconos de una campaña política y mediática-- a la postre elementos que sumaron, en el país del canal y que une a las américas, en un amplio y contundente triunfo del candidato presidencial Ricardo Martinelli.
Ricardo Martinelli, un multimillonario empresario panameño, usó zapatos y zapatillas como símbolos de su campaña, que se convirtieron --en el país del canal y que une las Américas--en íconos de su amplio y contundente triunfo sobre Balbina Herrera, apoyada por el gobernante partido Revolucionario Democrático(PRD).
Con el eslogan "el hombre que camina en los zapatos del pueblo", caminó de un extremo a otro este país y, --para darle vida a esa imagen--, apareció en las cuñas televisivas como albañil, vendedor de "raspaos"(refresco popular basado en hielo y sirope) y hasta montado en un camión de basura recogiendo desperdicios. Los anuncios cerraban mostrando una zapatilla de marca, color negra.
Las elecciones tuvieron lugar el pasado domingo tres de mayo en este país limítrofe con Costa Rica y Colombia. Martinelli obtuvo 946 mil 362 votos frente a 594 mil 532 que alcanzó Herrera. El primero sumó un 59.99% de los votos, y ésta , el 37.68 por ciento.
El ganador, de 57 años, es dueño de la principal cadena de supermercados de Panamá, Super 99. Cuenta con presencia accionaria en no menos de diez empresas y bancos de este país y del exterior, lo que utilizó para asegurar a la gente que no tenía necesidad de robarle al Estado.
Estas elecciones fueron su segundo intento de llegar a la presidencia del país centroamericano y el primero para Herrera, ingeniera agrónoma con trascendencia en el sector gubernamental como alcaldesa de un populoso distrito, legisladora y ministra de vivienda.
Martinelli, cuyo partido Cambio Democrático(CD) fundara en 1998, fue aliado del PRD en el período en que lo constituyó como colectivo político, aunque tomó su propio camino en las elecciones del 2004, postulando al hoy triunfador a la presidencia del país. En aquella oportunidad, sólo logró el cinco por ciento de los votos emitidos.
Para abrirse paso a la presidencia del país, inició una agresiva campaña de anuncios --en televisión,radio, internet y prensa escrita--en la que demeritó a Juan Carlos Varela, candidato a la presidencia del país por el partido Panameñista, el más fuerte de los colectivos políticos de oposición y cuyo dirigente histórico fuera el desaparecido médico Arnulfo Arias, tres veces presidente de la república y fundador de la Caja de Seguro Social en Panamá.
Tras escasos dos meses de ser blanco de las cuñas de Martinelli, Varela cuelga los guantes y se suma al primero, a quien aquél pone de vicepresidente en la nómina "por el cambio". Entonces, el hoy presidente electo, enfila sus baterías mediáticas contra Herrera, quien tuvo como aliados a dos débiles partidos, el Popular (democracia cristiana) y Liberal(que desapareció tras estos comicios por una baja votación).
Martinelli fue apuntalado por las encuestas que cinco meses antes de la consulta electoral, lo pusieron como favorito en la contienda, seguido de Herrera y de Guillermo Endara, cuya campaña y propuesta con el eslogan de "mírame a la cara, yo nunca te he mentido" (en alusión su ejercicio en la presidencia del país tras la invasión norteamericana(1989)), recibió un rechazo demoledor en las urnas.
Martinelli basó su estrategia en aspectos que las encuestas pusieron en los cinco primeros lugares de lo que desea la ciudadanía: más seguridad, control de la corrupción y cambiar un inadecuado e ineficiente sistema de transporte público de la capital panameña. Entonces gritó por doquier: "voy a construir un metro...".
Los temas de corrupción y de seguridad ciudadana fomaron parte de las promesas en la campaña del hoy presidente Martín Torrijos (hijo del fallecido general Omar Torrijos y fundador del PRD), pero que la práctica se diluyeron en las acciones de sus subalternos y una violencia sin control y que alimenta los titulares de los diarios.
Martinelli es calificado por el partido de izquierda (en formación) como un "populista de derecha".
Estas promesas incumplidas de Torrijos le sirvieron a Martinelli para afilar su estrategia contra Herrera con la frase de sus cuñas: "más de lo mismo...".
Martinelli definió su movimiento como "la generación del cambio", usando en sus cuñas decenas de entusiastas jóvenes, que se mostraban con prendas y cortes de cabello juveniles, para gritar una y otra vez y al unísono "cambio....cambio". Les compañaba la música regué del aplaudido cantante panameño e internacional D J Black.
El partido(en formación) Alternativa Popular, que integran una parte activa de las fuerzas de la izquierda de este país, fue frustrado por el organismo electoral en su intento que aceptara la participación en los comicios de Juan Joavané, un académico de economía de la estatal Universidad de panamá.
Según el Tribunal Electoral, Jované no podía ser candidato presidencial porque uno de los artículos del código electoral establecía que los partidos eran los únicos que podían postular candidatos a la presidencia y vicepresidencia del país. A pocos días de la elección presidencial, la Corte Suprema de Justicia declara inconstitucional tal disposición.
Martinelli,muy lejos del discurso ideológico y de profundidad política ( a quien la agrupación anterior lo califica de "populista de derecha" )le favoreció la ausencia de una alternativa de izquierda y una alianza gubernamental fragmentada por pugnas internas tras la candidatura de Herrera.
Otras fuerzas de izquierda, como el Frente Nacional por Los Derechos Económicos y Sociales(Frenadeso) --que aglutina al poderoso sindicato de la construcción--decidió instar al electorado a votar en blanco y así rechazar el sistema partidocrático y neoliberal que rige en Panamá. Hubo 18 mil 797 votos en blanco lo que representó el 1.88% de la votación.
El tres de mayo pasado, el electorado se decidió por acoger el cambio prometido por Martinelli, quien pidió a panameños y panameñas un basta a los partidos tradicionales, PRD y Panameñista, último que llevó a la Presidencia del país a Mireya Moscoso y a quien le tocó recibir la administración del canal por parte de los norteamericanos de acuerdo a lo establecido en los tratados Torrijos-Carter.
La estrategia de campaña de Martinelli fue dirigida a socavar la imagen de Herrera, con una cuña en la que decía:"entran limpios y salen millonarios" .Allí acusaba a su adversaria de haberse beneficiado de un negociado --en el marco de la privatización de un puerto en las riberas del canal -- en el que obtuvo más de medio millón de dólares, en detrimento de los trabajadores portuarios a los que todavía el Estado les adeuda. Lo(a)s vocero(a)s de la candidata negaron esa acusación.
Adicional, recordó a la audiencia el pasado político de la candidata como mano derecha del dictador Manuel Antonio Noriega, preso en los Estados Unidos acusado de lavado de dinero y narcotráfico tras la invasión militar estadonidense del 20 de diciembre de 1989.
Herrera ni Martinelli no desempolvaron en sus cuñas un episodio protagonizado por aquella tras la invasión norteamericana que dió vuelta mundo , cuando en un acto de masas en una céntrica plaza de la capital y en un confuso incidente, tuvo que ser retirado en helicóptero el entonces presidente de Estados Unidos George Bush, artífice de la acción militar y política mencionada.
Balbina, mejor conocida en los ámbitos del país como "la chola" --por sus características físicas de mestizaje--,basó su estrategia publicitaria en destacar sus raíces de niña y adolescente, surgida del barrio marginal de Curundú y de hija de Tina, madre que emigró a la ciudad de Panamá para llevar al sustento aal hogar y facilitar una profesión a sus hijos.
Aquello pareció un excelente argumento para una telenovela, pero que al final del episodio electoral no tuvo acogida en el electorado. Ni siquiera la motivadora canción Patria (del destacado cantante y compositor panameño Rubén Blades, quien mostró apoyo a Herrera)que animó el patriótico cierre de campaña de Balbina, caló en las intenciones de un electorado que decidió dar la espalda a "la chola" y ponerse los zapatos del pueblo, o mejor dicho, las zapatillas del pueblo.
Martinelli definió su movimiento como "la generaciòn del cambio", usando en sus cuñas decenas de jóvenes que bailaban al son de ritmos de un contagioso "regué".